jueves, 12 de mayo de 2011

SOÑAR LA PALABRA



Soñé que la palabra se levantaba,
Resucitaba aguerrida un “Sábado de Resurrección”

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Soñé que la palabra silenciosa, quedita,
ardía de dolor en su letargo,
se extinguía en las fauces del silencio.

Soñé y era el “Primero Sueño” de Sor Juana,
y la palabra,
la medrosa, la quedita, la silenciosa, la pusilánime,
renacía para llegar a todos los rincones de la tierra,
una tierra que lloraba,
que sangraba,
que destilaba impotencia y miedo.

Soñé que la palabra mexicana,
La que canta bajito, y de la que habló Octavio Paz,
Se vestía con plumas de quetzal y escapaba soberbia
de su “Laberinto”,
salía orgullosa a las calles.
Era la llorona mexicana.

Sí, soñé que la palabra colectiva se convertía en leyenda,
se convertía en revolución multicolor
que bañaba de tinta y rosas a quien la mancilló,
a quien le arrebató la paz, el sueño y la esperanza.

Soñé que todos éramos Uno,
y el Uno éramos todos, como en la cosmovisión Tolteca,
Y unidas nuestras voces, las manos,
Abríamos paso al Nuevo Sol

No era un sueño, ¡México despertó!

Fotografía: Frido Spinoza

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Contribución en letras al acto "Ante los miles de muertos, Poesía Indignada", realizada el 7 de mayo en el Monumento a la Revolución

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